Un tranquerense en NY - World Trade Center, Zona cero

                              Una rosa blanca sobre uno de los nombres de las victimas

Se dice que hay cosas en la vida que suceden y de tan importantes o trascendentes que son, aunque pasen muchos años recordamos perfectamente lo que estábamos haciendo en el momento preciso en que esos hechos ocurrieron.
En mi caso, eso sucedió cuando hace casi 14 años, un 11 de setiembre del 2001, estando trabajando en la ciudad de Las Piedras, vi en vivo y en directo por TV como se cometían los atentados al World Trade Center en Nueva York.
Recuerdo perfectamente que estaba en la oficina, cuando uno de los sobrestantes de vialidad dijo “¿viste que reventaron un avión contra las torres gemelas?”
Confieso, que hasta ese momento no tenía mucha idea lo que eran las famosas torres gemelas, sabía que eran unos edificios “locos de grande” pero no mucho más que eso, entonces de inmediato fui corriendo hasta el televisor más cercano, que era el que tenía el amigo Waldemar Rodriguez, sereno de la obra donde estábamos trabajando, y en ese pequeño aparato, de 14 pulgadas, en blanco y negro seguí todos los acontecimientos, sin darme cuenta todavía que estaba presenciando uno de los momentos más trascendentes  de la historia de la humanidad.
Hace algunos meses, a principio de este 2015, tuve lo oportunidad de conocer ese tan emblemático lugar, la llamada “zona cero” de Nueva York, donde se hizo el memorial al once de setiembre, lo que hablando en criollo son dos enormes piscinas, diseñadas de tal forma que el agua parece que cae en un agujero al infinito. En los bordes de esos grandes espejos de agua, están grabados los nombres de todas las victimas de ese fatídico día.
 Lo que realmente me impresionó  fue el sonido que emana de esas gigantescas fuentes, parece un continuo susurro, que acompañado de la brisa que siempre gira en torno al lugar, trasmite una gran sensación de paz y tranquilidad.

En este pequeño video comparto con ustedes esta experiencia, que sin dudas va a quedar marcada en mi memoria, tal como quedaron las imágenes borrosas del televisor en blanco y negro de Waldemar el 11 de setiembre del 2001.



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