la fiesta realizada en las 2 clasicas instituciones deportivas de nuestra ciudad
Cuando hoy por la tarde comenzó a lloviznar, pensé que realmente seria una pena que la lluvia estropeara la fiesta de los niños que estaba programada en la plaza de los 33, pero basto una rápida recorrida por la ciudad para ver que el evento se había trasladado a los salones del Club Tranqueras y a la sede del Artigas, o sea se dio un clásico para los niños.
No dudé en invitarlo a mi hijo Santiago a concurrir a tan linda fiesta, agarré unas monedas como para pagarle un “par de vueltas” en los castillos inflables y así poder verlo disfrutar de ese juego que lamentablemente en mi infancia no había, al menos acá por esta zona.
Cuando llegamos al Artigas, la primer sorpresa fue que al encontrarme con Sergio, uno de los organizadores del evento y preguntarle como era la cosa, donde había que pagar, me dijo con una sonrisa en los labios “es todo gratis, elegí el castillo que más te guste y tócale ficha nomás”. En ese instante, juro me vino una sensación de alegría tan grande, y antes que algún mal pensado diga que es porque soy amarrete, aclaro que no fue por eso, sino por todos los niños que estaban a mi alrededor que tenían la posibilidad de disfrutar de una tarde única y sin tener que gastar un solo peso, realmente es algo que tenemos que darle inmenso valor, ponernos de pie, olvidar los prejuicios y aplaudir a los organizadores y a las empresas que aportaron para que el evento se realizara.
En cada castillo había no menos de 2 jóvenes de Rotaract vestidos de payasos, organizando a los gurises, como quien dice “relajo pero con orden”, sino si que se iba a poner difícil domar a toda la gurisada que esperaba ansiosa subirse a los juegos.
Después de un buen rato en los salones del Artigas, decidí pasarme a la cancha de enfrente, o sea me fui al Tranqueras para ver como estaba el movimiento por allá, y lo que vi no era muy distinto, muchos juegos repletos de niños felices, “chiviando” como se dice por acá, increíblemente bien organizados en largas filas, porque convengamos que hacer que niños de 4 o 5 años se mantengan por mas de 30 segundos quietos en una cola, es mas difícil que ponerle calzoncillos a un pulpo, sin embargo todo estaba bajo control.
Claro que tanto desgaste de energía, hace que los guachos empiecen a sentir como les chifla el triperío, o sea se les abre el apetito, cosa que sucedió con Santi, quien ni bien olfateo el aroma a panchos y pororo que venia de la cantina, me hizo rumbear pa’ allá, y ahí fue donde me tope con otra agradable sorpresa, pues vi que quienes estaban atendiendo ese sector eran las maestras de la escuela 3, por lo que supuse y después me confirmaron, que en dicho evento, aparte de la diversión para los mas chicos, se veían beneficiadas nuestras escuelas, ya que también la cantina ubicada en la sede del Artigas, según lo que me comento el Pity Bartaburu, organizador del evento, era atendida por maestras, pero de la 92, pues fue realizada una invitación a todas las escuelas a participar, pero de la 124 y el jardín 131 no se vio presencia.
Para completar la tarde, se realizo el sorteo de una bicicleta, organizado por la escuela 3, y en el cual el ganador fue Samuel Núñez, con el numero 798, quien no estaba presente ese momento, pero que puede retirar el premio en la escuela.
Para terminar, quiero dejar un par de reflexiones a titulo muy personal, destacar la excelente iniciativa del Pity de organizar este evento, porque realmente no es tarea fácil, y ya van 3 años consecutivos que se logra llevar a cabo esta fiesta totalmente gratuita para que niños que quizás nunca pudieran tener acceso a este tipo de juegos, puedan participar democráticamente, de igual a igual con otros que si lo tienen, fomentando así la idea de igualdad y compañerismo que debe acompañarlos durante toda la vida.
Con eso solo bastaría, pero sumarle que nuestras escuelas tengan lo oportunidad de recaudar algo a través de la explotación de las cantinas, es sin lugar a dudas algo muy digno de destaque, que habla a las claras que realmente estamos ante un verdadera actividad benéfica, en el mas amplio sentido de la palabra.
Por otro lado, imposible pasar desapercibido la muy buena organización de los jóvenes de Rotaract, quienes colaboraron con el evento, debidamente identificados con una tarjeta con su nombre (un crachá, como se dice por esta zona) y en la mayoría de los casos vestidos de payasos, realizando un aporte fundamental manteniendo en orden a los chiquitos.
También, como buen tranquerense, sumarme al agradecimiento a todas las empresas que aportaron para que el evento pudiera llevarse a cabo, ya que sin ellas no seria posible cubrir los costos de tan linda fiesta.
Y para terminar, un comentario que no puedo dejar pasar, según lo que me enteré, algunos integrantes de instituciones de servicio de nuestro medio, alegaron que no participaban en el evento porque con seguridad era para que el Pity se hiciera unos pesos, a lo que yo me pregunto ¿y si fuera así, que problema hay? El tipo organiza todo, consigue auspiciantes, se contacta con los dueños de los juegos, en vez de explotar él la cantina le da a las escuelas para que recauden, y lo fundamental ¡¡no le cobra nada a los niños!! Y todavía hay quienes le dan la espalda a estas iniciativas, pero quédense tranquilos, según me enteré, en vez de ganar, faltaron 2.000 pesos para cubrir todos los costos, así que los detractores pueden dormir tranquilos, el Pity no ganó nada, los niños si.
Y antes que alguien me diga que hago apología a una persona, aclaro que nombro al Pity porque fue el organizador, si fuera Juan de los Palotes, Isidoro Cañones o Ronaldo el fenómeno, mis palabras y conceptos no iban a cambiar en lo mas absoluto, lo que hago es simplemente apoyar lo que creo que esta bien hecho y con buenas intenciones.
Así que vamos a dejarnos de pavadas y tender la mano a las buenas iniciativas independientes de quien las organice.
Un fuerte abrazo.
No dudé en invitarlo a mi hijo Santiago a concurrir a tan linda fiesta, agarré unas monedas como para pagarle un “par de vueltas” en los castillos inflables y así poder verlo disfrutar de ese juego que lamentablemente en mi infancia no había, al menos acá por esta zona.
Cuando llegamos al Artigas, la primer sorpresa fue que al encontrarme con Sergio, uno de los organizadores del evento y preguntarle como era la cosa, donde había que pagar, me dijo con una sonrisa en los labios “es todo gratis, elegí el castillo que más te guste y tócale ficha nomás”. En ese instante, juro me vino una sensación de alegría tan grande, y antes que algún mal pensado diga que es porque soy amarrete, aclaro que no fue por eso, sino por todos los niños que estaban a mi alrededor que tenían la posibilidad de disfrutar de una tarde única y sin tener que gastar un solo peso, realmente es algo que tenemos que darle inmenso valor, ponernos de pie, olvidar los prejuicios y aplaudir a los organizadores y a las empresas que aportaron para que el evento se realizara.
En cada castillo había no menos de 2 jóvenes de Rotaract vestidos de payasos, organizando a los gurises, como quien dice “relajo pero con orden”, sino si que se iba a poner difícil domar a toda la gurisada que esperaba ansiosa subirse a los juegos.
Después de un buen rato en los salones del Artigas, decidí pasarme a la cancha de enfrente, o sea me fui al Tranqueras para ver como estaba el movimiento por allá, y lo que vi no era muy distinto, muchos juegos repletos de niños felices, “chiviando” como se dice por acá, increíblemente bien organizados en largas filas, porque convengamos que hacer que niños de 4 o 5 años se mantengan por mas de 30 segundos quietos en una cola, es mas difícil que ponerle calzoncillos a un pulpo, sin embargo todo estaba bajo control.
Claro que tanto desgaste de energía, hace que los guachos empiecen a sentir como les chifla el triperío, o sea se les abre el apetito, cosa que sucedió con Santi, quien ni bien olfateo el aroma a panchos y pororo que venia de la cantina, me hizo rumbear pa’ allá, y ahí fue donde me tope con otra agradable sorpresa, pues vi que quienes estaban atendiendo ese sector eran las maestras de la escuela 3, por lo que supuse y después me confirmaron, que en dicho evento, aparte de la diversión para los mas chicos, se veían beneficiadas nuestras escuelas, ya que también la cantina ubicada en la sede del Artigas, según lo que me comento el Pity Bartaburu, organizador del evento, era atendida por maestras, pero de la 92, pues fue realizada una invitación a todas las escuelas a participar, pero de la 124 y el jardín 131 no se vio presencia.
Para completar la tarde, se realizo el sorteo de una bicicleta, organizado por la escuela 3, y en el cual el ganador fue Samuel Núñez, con el numero 798, quien no estaba presente ese momento, pero que puede retirar el premio en la escuela.
Para terminar, quiero dejar un par de reflexiones a titulo muy personal, destacar la excelente iniciativa del Pity de organizar este evento, porque realmente no es tarea fácil, y ya van 3 años consecutivos que se logra llevar a cabo esta fiesta totalmente gratuita para que niños que quizás nunca pudieran tener acceso a este tipo de juegos, puedan participar democráticamente, de igual a igual con otros que si lo tienen, fomentando así la idea de igualdad y compañerismo que debe acompañarlos durante toda la vida.
Con eso solo bastaría, pero sumarle que nuestras escuelas tengan lo oportunidad de recaudar algo a través de la explotación de las cantinas, es sin lugar a dudas algo muy digno de destaque, que habla a las claras que realmente estamos ante un verdadera actividad benéfica, en el mas amplio sentido de la palabra.
Por otro lado, imposible pasar desapercibido la muy buena organización de los jóvenes de Rotaract, quienes colaboraron con el evento, debidamente identificados con una tarjeta con su nombre (un crachá, como se dice por esta zona) y en la mayoría de los casos vestidos de payasos, realizando un aporte fundamental manteniendo en orden a los chiquitos.
También, como buen tranquerense, sumarme al agradecimiento a todas las empresas que aportaron para que el evento pudiera llevarse a cabo, ya que sin ellas no seria posible cubrir los costos de tan linda fiesta.
Y para terminar, un comentario que no puedo dejar pasar, según lo que me enteré, algunos integrantes de instituciones de servicio de nuestro medio, alegaron que no participaban en el evento porque con seguridad era para que el Pity se hiciera unos pesos, a lo que yo me pregunto ¿y si fuera así, que problema hay? El tipo organiza todo, consigue auspiciantes, se contacta con los dueños de los juegos, en vez de explotar él la cantina le da a las escuelas para que recauden, y lo fundamental ¡¡no le cobra nada a los niños!! Y todavía hay quienes le dan la espalda a estas iniciativas, pero quédense tranquilos, según me enteré, en vez de ganar, faltaron 2.000 pesos para cubrir todos los costos, así que los detractores pueden dormir tranquilos, el Pity no ganó nada, los niños si.
Y antes que alguien me diga que hago apología a una persona, aclaro que nombro al Pity porque fue el organizador, si fuera Juan de los Palotes, Isidoro Cañones o Ronaldo el fenómeno, mis palabras y conceptos no iban a cambiar en lo mas absoluto, lo que hago es simplemente apoyar lo que creo que esta bien hecho y con buenas intenciones.
Así que vamos a dejarnos de pavadas y tender la mano a las buenas iniciativas independientes de quien las organice.
Un fuerte abrazo.
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