Heladerooooo!!!!
Los clientes esperan ansiosos la pasada diaria de don Aristide.
Los que transitan en forma asidua la ruta 5 principalmente el trayecto de Buena Unión hasta la capital departamental, seguramente tienen la misma duda que tenia yo hasta el día de hoy.
Desde hace unos cuantos años, cada vez que comienza a calentar el sol en épocas primaverales, hasta fines del verano, vemos como día tras día, con sol, lluvia o viento, en las cercanías de la ciudad de Rivera, más precisamente en los últimos 20 km antes de llegar, camina empujando su carrito, un señor veterano, morocho y bastante alto.
Cada vez que me cruzaba con el en la ruta, me prometía que en algún momento iba a parar y saciar mi curiosidad, la cual estoy seguro que es la misma que la de muchos de ustedes.
¿Será que vende helados? ¿No estará contrabandeando carritos? Capaz cruza mansamente por la aduana y no lo paran pensando que es un heladero y en realidad “bagayea” carritos, ¿es normal? ¿Le falta algún caramelo en el frasco?
En fin...todas esas preguntas me hacia cada vez que pasaba “alto del piso” al lado del hombre.
Bueno, hoy si me saqué las dudas, cuando iba hacia Rivera él venia en la bajada del puente de Curticeiras, bien tirado pa’ tras, aguantando el carrito, fue en ese momento que me decidí, “a la vuelta paro” me dije pa’ mis adentros, y cuarenta minutos después estaba estacionando frente al sujeto, que ya estaba casi llegando al puesto aduanero.
“¿Cómo le va compañero?” le pregunté ya estirando la mano pa’ saludarlo, mientras el le vendía un helado a un gurisito que había salido corriendo desde su casa que estaba unos 40 metros campo adentro.
Sin querer ser chusma, pero ya siéndolo, le pregunté como se llamaba y cuantos años tenía.
Arístides Tolentino Sosa, tengo 66 años dijo el hombre, con un orgullo digno de destacar.
Hace cuatro años que vende helados en la ruta, va caminando desde Rivera hasta el km 480 aproximadamente, o sea se recorre 20 kilómetros diarios, porqué a la vuelta viene “en tiraje” como el mismo dice.
Sus talones curtidos, aprietan la finita goma de la suela de las hawaianas judiadas por el asfalto, porque el hombre no camina al amanecer o cuando cae el sol, sino que al contrario, cuando el astro rey brilla con toda su fuerza, calentando el “bitumen” dejándolo casi a temperatura de “freír huevo” es en esos momentos que don Arístides realiza su “caminata diaria”.
Obviamente le compré dos helados, y vi que el hombre es muy buen negociante, pues le pedí de palito, que son los mas baratos, y el me dijo “si, si” pero me dio dos de vasitos, que son obviamente los mas caros, pero que le iba a decir que no a un hombre que es ejemplo de cómo ganarse la vida con dignidad, trabajo honesto y sacrificio.
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